Correr sin alas

Corro, y cuando corro me duelen mucho los pies. Me duelen, tenían que haber sido alas y no hay zapatilla que no me haga rozadura en esa pena que tengo. Y por eso corro tan mal, arañándome la piel, golpeándome los huesos a cada paso que doy. Corro, sí. Y vivo también. Pero no levanto […]